María Teresa Campos, profesional de la comunicación audiovisua, murió el pasado martes víctima de una insuficiencia respiratoria, dejando huérfano al mundo tanto de la radio como de la televisión, tras varias décadas de buen hacer en programas tanto informativos como de entretenimiento, que la convirtieron en reinona de los magacines, siempre en dura competencia con otras brillantes presentadoras de la tele. Iniciada en la radio local malagueña, su salto a la capital del Estado le permitió desarrollar una potente carrera de comunicadora excelsa y, al mismo tiempo, popular. En un panorama de dura competencia y pelea profesional, María Teresa Campos siguió la estela del mentor Jesús Hermida dotando a la tele de un dinamismo y consumo millonarios. La televisión invade todos los campos temporales del día y todas y cada una de las franjas horarias son importantes para hacer una tele innovadora y llena de profesionales en puro ejercicio de competencia. María Teresa Campos entendió el medio televisivo como un ejercicio de entretenimiento, sin despreciar el poder de influencia de los informativos, y por ello se convirtió en impulsora de tertulias de opinión, mezclando con éxito información con formatos de actualidad y entrevistas en un ejercicio de empatía, y haciendo del plató un territorio familiar y cercano, una escena de mesa camilla como espacio cálido y compartido. Forjadora de la saga de las Campos, su presencia en las revistas y los programas del corazón le convirtieron en figura destacada de un mundo feliz y celebrity. Periodismo de empatía y fácil contacto con los oyentes y televidentes que siguieron fielmente los dictados de esta reinona que ya descansa en paz.