IMAGINEN que tienen a alguien delante de ustedes que les dice: “Eres subnormal” o “minusválido, discapacitado, mongólico, deficiente, retrasado, disminuido”. No habría duda de que estamos siendo insultados. Nuestra cultura se ha encargado durante décadas de convertir las palabras que han definido a las personas con discapacidad en insultos. Si de por sí ello no fuera grave, una simple consulta a la Real Academia de la Lengua Española sirve para comprobar que la definición de subnormal es la siguiente: “Dicho de una persona que tiene una capacidad intelectual notablemente inferior a la considerada normal” y cuyos sinónimos son “idiota, imbécil y tonto”. Cojo aire y sigo. Dejando para otro artículo qué podemos entender en nuestra sociedad como “normal”, queda más que clara la tremenda injusticia que históricamente hemos cometido como sociedad con miles de personas que han sido víctimas de todo tipo de atropellos, incluso los verbales. Hombres y mujeres que en vez de ser vistas como un elemento enriquecedor por cuanto que nos ayudan a construir una sociedad mejor han tenido que soportar estar situados al nivel del insulto. Hoy afortunadamente hemos avanzado y organismos, instituciones y una amplísima parte de la sociedad comparten la necesidad de visibilización, trato igualitario, desarrollo y, también, respeto para con ellas. Pero tamaña injusticia sigue estando presente en aquello que dicen “protege a todos y todas” como es la Constitución española. PSOE y PP han alcanzado un “principio de acuerdo” para eliminar esta palabra de la sacrosanta norma. Un término incluido en 1978 cuyas señorías han sido incapaces de cambiar en intentos anteriores. Así que concluyo que se ven confirmadas, primero, mis dudas sobre que no es cierto que su paraguas cubra de manera eficiente a todos y todas por igual. Pero, segundo, también mis temores. Nuestro derecho a decidir va para largo. Y la inviolabilidad del Rey, como quería revisar EAJ-PNV, también. Amén del papel del ejército o el artículo 155. Y luego seguirán preguntándose por qué queremos ser independientes.