Ahora que Biden se ha visto obligado a renunciar después del desastre que ha provocado por su incompetencia, equivocado sentido de la autoestima y soberbia, vienen los “bisagras” que servilmente se derriten en elogios por los “servicios prestados”. Y lo malo es que se cree que ha sido el presidente mesiánico que salva a EE.UU. y al universo del terror en la persona del expresidente Trump. Este ancianito de aspecto frágil, ha sido implacable al alimentar simultáneamente la guerra imperialista contra Rusia. Además, otra apoyando el genocidio de Israel al pueblo palestino suministrando armamento y munición sin límite ni importarle el reproche de toda la humanidad, salvo los países sumisos dominados por USA y los socios de aventuras militares de la OTAN y la UE. Biden se ha resistido a ser destituido y finalmente lo ha hecho en un discurso cínico y sentimental que ha impactado al infantil pueblo yanqui sin espíritu crítico que ha tardado demasiado en salir a la calle para exigirle renunciar. Ha derramado lágrimas de cocodrilo, pero sin mostrar arrepentimiento por el apoyo dado al criminal de guerra declarado por la CIJ, el primer ministro de Israel, Netanyahu, mostrando las dos piezas que componen el necio, Biden, y el delincuente Trump, ambos dan imagen al mundo de la calidad humana de quienes nos gobiernan. Le ha sustituido la vicepresidenta, Kamala Harris, en la que se han puesto todas las esperanzas por lo que tiene de novedoso, pues es la primera mujer en USA candidata por su preparación humanística y profesional. Sus intervenciones públicas están estimulando al mundo, pues es la alternativa a lo malo conocido, Trump; pendiente de comparecer en múltiples casos de denuncias. God save us.