No deja de sorprenderme la exorbitada cantidad de insultos, menosprecios y ataques a los Mossos a cuenta de la evasiva del señor Puigdemont. No dejamos de mirar a la luna en vez de fijarnos en el dedo. Si las circunstancias hubieran sido otras, el expresidente habría acudido al pleno de la investidura del señor Salvador Illa y, justo ahí, se encuentra el quid de la cuestión.
Suele decirse pomposamente que en una democracia, el poder emana del pueblo soberano tal como designa la propia palabra “democracia”. El pueblo soberano acordó amnistiar a todos los implicados en el procés catalán, ergo el expresidente podría haber venido a España sin problema alguno, porque no puede haber juez que esté por encima de la ley y lo que se aprueba en el Congreso, es soberano. Lo que ocurre es que en esta democracia, made in Spain, invaden la política sin escrúpulos unos jueces que no han sabido adecuarse al tiempo democrático actual. ¡Y así nos va!