Imperios crecientes, colonias menguantes
Los Estados han evolucionado fortaleciendo la presión que ejercen sobre los pueblos que se han anexionado por la fuerza a lo largo de la historia y que han olvidado su identidad. Y en su falta de escrúpulos, incumplen hasta sus propias leyes, a pesar denominarse “Estado de derecho”. Los jueces han invadido sus funciones legislativas creando el “Estado de leyes” que legitiman el rechazo de cualquier decisión del ejecutivo que no plazca a los organismos judiciales que los controlan. Bloquean la renovación de CGPJ y el Supremo ha paralizando el Congreso lo que supuso un hecho insólito porque están en franca rebelión y, según un ilustre jurista, es un golpe de estado judicial. No se investiga a torturadores a pesar de las sentencias de tribunales internacionales. Los jueces españoles impugnan leyes que promocionan el euskara para bloquear su uso y aprendizaje. Sin embargo, la reacción del pueblo vasco ante tales provocaciones es ejemplar, a pesar del rechazo de Madrid de la conciencia como pueblo diferenciado, no solo por parte de los nacidos en Euskadi, sino los que proceden de otros pueblos y votan a partidos de ideología euskaldun, demostrando su arraigo hacia la causa vasca, pues el 80% de la población estudia en euskara y eso irrita a la metrópoli. La asistencia masiva a festivales populares promotores del euskara como Ibilaldia, Herri Urrats e infinidad de Euskal Jaiak locales a las que asisten multitudes a pesar de las trabas provocativas de los poderes fácticos constitucionalistas, constituye un aliciente para festejar la imagen vasca que tiene gran prestigio entre los pueblos que valoran la libertad. Ya lo explicaba Telesforo Monzón: “Un pueblo que tiene conciencia de su identidad es indestructible”.