Este domingo pasando delante de la iglesia de los Agustinos, plaza San José, veo a seis monjas, descargando afanosas y organizadas cajas que van colocando sobre unas mesas dentro, eso sí, del pórtico. Me sorprende mucho aquella situación, cuando están prohibidos mercados y venta ambulante sin los debidos permisos municipales, en mucho casos denegados por cuidar las medidas anticovid, con gran perjuicio para ese sector que vive de ello. Me aclaran que este mercado no necesita permisos oficiales al realizarse dentro de la iglesia y con su consentimiento. Indico que me parece competencia ilegal hacia los profesionales de los mercados y que muchos han sido prohibidos por la situación covid. El pórtico, con las dos mesas a cada lado, donde se exhiben los dulces realizados por las monjas, deja justo un pasillo estrecho para entrar al templo y ya empieza la gente a amontonarse sin guardar por supuesto la debida distancia. Igual el covid hace excepciones en el contagio, si la venta es bendecida aunque sea ilegal. Es que las monjas viven de eso, me dicen. ¡Cómo los baserritarras y resto de profesionales que vive de vender en la calle y se encuentra vetada su actividad!, le contesto. También a los pobres, que intentan pedir allí para comer, se les indica que hay otras vías más adecuadas de subsistir. A la venta ilegal y protegida por la iglesia, le ha acompañado un sol precioso, se ha realizado en una zona de poderío económico y en un templo de mucha afluencia en ese horario. Habrán tenido buenos beneficios. Al no pagar ningún impuesto ni permiso por ello, seguro que los padres Agustinos tendrán buen postre navideño en recompensa. No parece que han tenido en cuenta el Evangelio de San Mateo capitulo 21 versículo 12 y 13. "Jesús echa fuera del templo a todos los que allí vendían y compraban, diciendo; mi casa será llamada casa de oración...". Por cierto las monjas, encantadoras, me han dicho ser de Valladolid, sin convento en Bilbao. ¿Estarán de gira comercial?