Los gringos no deberían sentirse tan orgullosos y patrióticos a juzgar por su historia, sería preferible que la ocultaran por pudor. Porque al presidente actual, Trump, lo eligieron ellos, no valen disculpas de los que no le votaron. Ese argumento es una excusa. El pueblo americano así lo decidió. Y le renovarán si no recapacitan. Esos tragones de hamburguesas y ketchup, fueron los que eligieron al lunático presidente Truman a quien se le encendió la luz y lanzó dos bombas atómicas sobre Japón para achicharrar a medio millón de sus habitantes y después afirmó alborozado que gracias a esa gesta se salvaron muchas vidas. Y los gringos lo festejaron con esa ingenuidad envidiable sobre cadáveres de japoneses aún calientes. Es para sentirse orgullosos porque en esa sociedad tan avanzada existen 50 millones de mendigos y más de 100 millones de pobres que no tienen las necesidades más elementales cubiertas. Trump es el buen mastín que protege a la ciudadanía mandando policías descontrolados y la Guardia Nacional a ametrallar a negros y sudacas.