Situar en el centro del debate, coche con motor de explosión sí o no y sus alternativas de coche eléctrico, pila de combustible, etc. distorsiona el diagnóstico sobre este añadido de causa de perturbaciones en la atmósfera y cambios climatológicos extremos consecuencia de la radioactividad latente en la chatarra espacial y en fondos marinos. Movilidad excesivamente individualizada y transporte de mercancías, artificialmente exagerado y excesivamente globalizado. ¿Qué sentido tienen miles de camiones al día con sus doce metros de remolque vacío... contaminando en cientos de kilómetros? La solución no está en optimizar la tecnología, sino en adecuar a la vida moderna una filosofía de coexistencia, consumo y movilidad mas racional, naturalizada y muy en particular mas conciliadora. También con los bienes planetarios que sin ganarlos, heredamos las personas en derecho... por el solo mérito de nacer. Crear cultura desde la escuela a favor de una economía sostenible, adecuando la producción de bienes a la medida de la necesidad global y educar en cumplir nuestros deberes con el planeta y sus reinos, exige frenar, desandar, decrecer. Si el gran impedimento es, el afán del mercado por un crecimiento sostenido, por encima de él está el predicamento a favor del a vivir que son dos días, mantra de inconsciencia que impide conocer... la razón de nuestra existencia.