Se había extendido que los jueces españoles son los más competentes del mundo. Va a ser verdad, pues se han percatado que en Europa analizan con lupa sus “originales” sentencias y les vapulean a pesar de su ciencia, lo que les ha impulsado a cambiar de partitura porque los jueces internacionales no las entienden y son los protagonistas de las tiras de humor de la prensa. Solo permanece como baluarte el juez Marchena que desarrolla su cruzada con armadura, escudo y lanza para ensartar a los separatistas catalanes. Incluso jueces “pura sangre” de la Audiencia Nacional emiten sentencias comedidas evitando las que son esperadas por el núcleo duro de jueces de los tribunales superiores politizados. Lo más significativo es el sibilino cambio de algunos jueces apareciendo en la prensa para explicar criterios judiciales que hasta ahora no se les ha ocurrido nunca porque emitían justicia en nombre del Paráclito. Esta actitud estratégica no coincide con la de la Fiscalía, pues su iniciativa es muy limitada al depender jerárquicamente de gobierno cuyas directrices deben de obedecer. Además de que pueden ser separados de causas según criterios de quienes deciden los objetivos estratégicos de otros órganos del gobierno. Aunque la ciudadanía experimenta cierto alivio cuando escucha las explicaciones de algunos jueces aparentado que se humaniza la justicia, en realidad provoca cierta ironía al evidenciar cómo aquellos gallos altaneros que amenazaban con sus espadas despidiendo fuego purificador, ahora se han convertido en simples seres humanos y se sonríen pensando “quien te ha visto y quien te ve”.