El pasado 28 de abril se celebraron las elecciones generales y 40 días después no hemos avanzado prácticamente nada: solo tenemos un candidato a la presidencia del gobierno a la espera de las consiguientes votaciones.

El abajo firmante no entiende cómo se puede estar mareando a perdiz con todos los problemas que hay actualmente. Eso sí, sus “señorías” ya se llevan crudo sus cuantiosos sueldos, sus indecentes dietas, el innecesario kit tecnológico... Además, cada grupo parlamentario también ha recibido las consabidas “ayudas” por cada escaño y cada voto; en esto sí hay consenso: ningún parlamentario/a se ha quejado de esta situación. Es más, muestran unas sonrisas de oreja a oreja. ¡Así, cualquiera!

Dicen que la constitución marca el tempo, pero les contestaría afirmando que la utilizan cuando les interesa; ¿o acaso no se cumplen derechos fundamentales como el trabajo o una vivienda digna sin que ningún parlamentario se rasgue las vestiduras? Les recordaría que hay millones de personas que engrosan las listas del paro o no pueden acceder a una vivienda digna por culpa de los indecentes precios que tienen.

Y, para colmo, ya están amenazando con repetir las elecciones... Lo dicho, no entiendo nada.