Asistimos últimamente a una falta de medios económicos suficientes para responder a la acumulación de basuras, desperdicios y limpieza generalizada de la ciudad o tal vez estamos asistiendo a una falta de civismo en lo que respecta a las basuras y desperdicios. Las ciudades están llenas de papeleras y contenedores de reciclaje en cada esquina de cada calle y plaza; tal es así que gran parte de la ciudadanía obviando el perfecto uso de estos elementos deposita, tira o arroja a cualquier lugar su retahíla de desperdicios, dejando suelos de aceras, parques y jardines llenos de basura y elementos desagradables. De un tiempo a esta parte, estamos asistiendo a la defecación de los canes en la vía pública que está siendo recogida por los propios dueños con un sentido cívico de educación ciudadana; mientras que algún desairado sigue permitiendo que las defecaciones de sus canes sigan adornando aceras, jardines y plazas. Un poco de civismo, no vendría nada mal; debiéramos darnos cuenta de que calles, plazas y paseos son los cuartos de estar o salones de la ciudadanía y como tal deben ser respetados, cuidados y protegidos. Si tal vez la limpieza de la ciudad brillase con todo su esplendor, podríamos permitirnos el lujo de dedicar económicamente esos gastos en otros servicios necesarios que la ciudadanía demanda. Pongámonos a ello, guardemos en nuestros bolsillos esos papeles inservibles, depositemos dentro de los contenedores nuestras basuras y desperdicios, cuidemos del medio ambiente y este nos devolverá su agradecimiento en salud y bienestar.