Pedro y Pablo, Pablo y Pedro tienen mucho en común: Ninguno tiene principios, así ninguno tiene que cambiarlos. Dicen una cosa y la contraria y, a la vez, reniegan de ambas, aunque luego pueden decir que esto era mentira o no, quién sabe. Uno es presidente sin saber lo que piensa el ciudadano Sánchez; el otro puede ser comunista, pero comprarse un castillo en Galapagar, rodeado de murallas y protegido por Policía y Guardia Civil.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
