Participar en la cosa pública, requiere verdaderos arrestos, no solo por el descrédito social de la política, sino porque no sabemos muy bien a qué se juega.
La enseñanza hermética sobre este aspecto enseña a afrontar nuestras metas desde lo que llama sutilización, lo cual significa preguntarse varias veces (con tres o cuatro suele ser suficiente) qué me falta tal o cual cosa, para poder atender a la raíz primera, desde donde resulta mucho más fácil abordar las soluciones. No sin antes, claro, preguntarse y desprenderse de todo aquello que nos sobra y hace obstáculo.
Se nos hará de noche si no nos implicamos cada uno individualmente en los distintos ámbitos en vivir con menos cosas y en mayor armonía personal. Por supuesto, después transmitir todo aquello que vayamos aprendiendo. Llevar a cabo de esta manera un continuo análisis, despiadado con nuestras fallas, que nos ayudará a vaciarnos de lo que falso, y aferrarnos después con garantía a nuestra verdad personal, esencial, esa que traemos a esta existencia para compartir y ayudar a mejorar entre todos.