No todas las noticias tienen que ser malas para que causen sensación: también se goza cuando un buen amigo dice que ha encontrado un trabajo y si es fijo, pues aún mejor. Si, uno termina por perder la sensibilidad a base de recibir noticias de empresas que cierran y sus trabajadores van a la calle, sobre todo, como es el caso de Mandarra, pues tiene una edad crítica y puede ser discriminado negativamente para otros trabajos porque hay candidatos más jóvenes y teóricamente mejor preparados. La elección en esos casos no tiene duda cuando el empresario busca la solución fácil: siempre se elige al más joven; el de mayor edad queda una y otra vez relegado a la espera del milagro que no llega o que un empresario reflexivo sea capaz de entender la importancia de contratar un trabajador con experiencia contrastada. En esa elección sin prejuicios ni afán de aprovecharse de la legislación permisiva hace que el demandante de empleo confíe en que el empresario sepa discernir en un mercado de trabajo degradado en el que se imponen condiciones laborales humillantes porque se está jugando con ventaja en todos los aspectos. En el caso de Mandarra el empresario que le ha contratado ha acertado, pues ha sabido deducir de las conversaciones que ambos han mantenido, que su edad no supone una limitación, sino una ventaja. Tiene capacidad de iniciativa que es lo que necesita el empresario con criterio. Resalta su inquietud por ampliar sus conocimientos en todas las materias. Tiene predisposición a colaborar en todo momento y circunstancia, unas veces para formar a quienes se les encomienden funciones que desconocen o a trabajar sin horario para sacar adelante algún trabajo que se haya complicado. Uno se siente feliz al ver que Mandarra ha tenido la oportunidad de que se le trate con la justicia que merece por su actitud y conocimientos profesionales. Le han llamado de la empresa para comunicarle que es el elegido y le harán un contrato de carácter de fijo.
¿No es lógico acompañar a un buen amigo en sus éxitos?