Sin desmerecer el éxito de la manifestación convocada por Societat Civil Catalana en Barcelona el pasado día 8 de octubre (gracias, en gran medida, a los miles de personas llegadas desde fuera de Catalunya), podríamos recordar como esta asociación, y sus portavoces y simpatizantes del PP y Ciudadanos, infravaloraban las grandes manifestaciones independentistas con motivo de las últimas ediciones de la Diada. Como hacían ellos, y dando por buena, siendo extremadamente generoso, la cifra de 900.000 manifestantes del domingo pasado, podríamos recordar los otros 6 millones de catalanas y catalanes que no les apoyaron con su presencia en las calles de la Ciudad Condal. Porque si ese retorcido argumento vale para unos, valdrá para los otros, digo yo. Lo mismo podríamos comentar de otra acusación recurrente de los no-independentistas: que los soberanistas llevan a niños y niñas “adoctrinados” con la estelada a sus actos. Pues en la movilización del 8-O se vieron muchísimos menores con banderas rojigualdas coreando consignas como “Puigdemont, a prisión”. O una de dos: o están adoctrinados por sus mayores o igual son muy precoces y a esa tierna edad ya se han leído las obras completas de Francesc de Carreras y Vargas Llosa.
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