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El sueño de la oruga

“Una pequeña oruga decidió subir a una montaña para divisar todo el valle. Un saltamontes la trató de loca. Para ti, le dijo el saltamontes, una piedra será una montaña y un pequeño charco será un mar. En el camino, también le aconsejaron un topo, una rana y una flor que desistiera de su sueño. Al parecer, tenían razón. La oruga, agotada y sin fuerzas, murió. Todos los animalitos fueron a mirar los restos del animal más loco del pueblo. Su tumba era un monumento a la insensatez y un mensaje de advertencia para los insensatos y atrevidos.

De pronto, todos quedaron atónitos. De aquella concha dura y seca, salían unos ojos brillantes y unas antenas con unas hermosas alas arco iris que comenzaron su vuelo hacia la gran montaña. La oruga, convertida en mariposa, realizó, por fin, su sueño de subir a la libertad de las cumbres.

Amigo Urkullu. No hagas caso ni a los topos ni a las arañas ni a las ranas ni a la flor. Me gusta tu estilo y tu programa: Por una Euskadi que, avanzando en clave de desarrollo económico y justicia social, sea dueña de su futuro. ¡Suerte!

Javier Sagastagoitia Hernani