Como ciudadano vasco me siento indignado por lo poco afortunados, desacertados e, incluso, provocadores comentarios hechos por el lehendakari Urkullu en un coloquio con las juventudes de su partido sobre Retos del empleo en el futuro. En el futuro, nadie, absolutamente nadie, sabemos lo que va a ocurrir. Ninguna persona nos aconsejó a la ciudadanía, allá por 2003, 2004 y siguientes, lo que se nos venía encima a partir de 2008. Los políticos no nos lo dijeron porque no lo sabían. No les podemos creer cuando nos hablan de futuro. El lehendakari anima a salir a la juventud al exterior para después regresar. La juventud no está saliendo, está escapando de esta sociedad, y escapa por la desesperanza de labrarse un futuro aquí en esta sociedad vasca que las estructuras de poder, políticas y económicas, nos han establecido, con ausencia total de autocrítica hoy en día. Conozco ocho casos de jóvenes, todos menores de 40 años, que en la actualidad se buscan la vida, porque aquí no tienen oportunidad, en Inglaterra, Finlandia, Alemania, Chile y México. Me consta que ninguno de ellos ha emigrado por placer, todos muy arraigados a Euskal Herria, la mayoría con carrera universitaria y hablando entre dos y cuatro idiomas. Ninguno con carné de partido político. Antes era un orgullo para unos padres decir que su hijo salía al exterior a trabajar. Antes podían elegir. Ahora no. Todo ha cambiado a peor. Hoy casi no hay posibilidades de elección. Antes salían, señor Urkullu, ahora escapan, con incertidumbre de volver.
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