Dentro de muy pocos días, el 30 diciembre, nueve perros se quedan en la calle; el centro Capegabi cierra definitivamente y ellos, si nadie lo remedia, serán eutanasiados, condenados a una muerte segura sin haber cometido ningún delito.

Escribo esta carta con urgencia, para hacer un llamamiento para que estas pobres criaturas encuentren un hogar de acogida o una familia para toda la vida. Cientos de perros serán comprados para regalar estas navidades, como si fueran juguetes, sin tener en cuenta que son seres vivos, cuando hay miles que son abandonados y llenan nuestras perreras. Ellos pueden dar el mismo cariño y son más agradecidos por su situación.

Los voluntarios del centro están ayudando con su total dedicación a que la vida de estos perros sea un poco mejor, pero ya se les acaba el tiempo. Estoy segura que tiene que haber nueve personas generosas que les puedan dar una segunda oportunidad. Hay hembras y machos, cachorros y no tan jóvenes, todos deseando dar mucho amor.