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Olga Sáez

Jefa de contenidos de Lurraldea

Las monjas están de moda

Estudié en el colegio de las Hijas de Jesús y cuando tenía 13 años decidí que quería ir al instituto. Recuerdo que las monjas convencieron a mi madre para que me dejará ir al nuevo centro. Tengo buenos recuerdos de aquella época la verdad y también de aquellas monjas que ahora recordando me parecen más modernas de lo que entonces creía. Estos días las monjas están de moda. La reciente concesión de un Sol de Repsol a las monjas clarisas del convento de Basurto por sus bizcochos es mucho más que una anécdota gastronómica para mí. Lo interpretó como un símbolo de cómo el clero, lejos de permanecer inmóvil, ha evolucionado junto a la sociedad. Hoy vemos a religiosas comentando el último disco de Rosalía o a las exmonjas de Belorado manejando Instagram y grabando reels con una naturalidad que sorprende a quien aún conserva una imagen rígida y distante de la vida conventual, aunque como decía no es la mía.

Por eso creo que estas escenas no trivializan la esencia de la vida religiosa; al contrario, muestran una capacidad de adaptación que merece ser reconocida. El clero, como cualquier institución humana, cambia porque cambia el mundo que lo rodea. Y en esa evolución hay un valor social incuestionable: conectar con la gente allí donde la gente está, ya sea detrás de un horno, en redes sociales o en una conversación cultural.

Quizá la verdadera lección esté en entender que la tradición no se rompe por abrir una ventana, sino que se fortalece cuando respira aire nuevo.