No por previsto es menos repugnante. Tras amagar durante semanas, al primer ministro israelí le ha parecido que Donald Trump le daba carta blanca con el ataque a los hutíes y ha decidido reventar la opción del diálogo y alto el fuego en Gaza. Netanyahu rompe las reglas y lo seguirá haciendo cada vez que estas pongan límite a su voluntad o un tribunal se acerque a su procesamiento. Sabe que a un líder que dirige una guerra no se le descabalga por minucias como su corrupción flagrante. Así que la guerra es el medio para retener el poder y eludir la acción de la Justicia hasta reducirla a la nada. Sigue ganando.
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