Estoy espantada con el caso del hijo del actor Rodolfo Sancho. No solo por el crimen en sí, execrable y condenable, sino por la utilización puramente mercantilista que se está haciendo del caso. Será que la falta de ética que algunos practican superando más allá el informar sobre lo sucedido, impide recordar que la víctima tiene una familia que llora a un ser querido cuya vida ha terminado de manera trágica. El minuto y resultado que se ha puesto en marcha para dar a conocer más allá de lo moralmente permitido empobrece a la sociedad y engorda una cada vez más extensa falta de valores. Qué espanto.