TRANQUILIDAD no es la palabra que antes viene a la boca pese a que Ayesa anuncie que mantendrá la sede social de Ibermática en Donostia. Un líder en la digitalización que nació en Euskadi, uno de esos experimentos exitosos en gestión de tecnologías de vanguardia de los que buscamos para el presente y futuro, deja de tener un accionariado vasco mermado desde la entrada en 2013 de ProA Capital, el fondo que ahora vende acompañado por la ONCE, Kutxabank y el equipo directivo. Nadie va a pensar desde aquí el futuro de una empresa puntera nacida y criada aquí. l