YUVAL Noah Harari, en una de sus últimas obras Sapiens: De animales a dioses afirma así "cuando más raras se hacen las guerras, más atención atraen". Es este el caso del conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, cuyo trasfondo geopolítico parece ir más allá de una confrontación armada entre dos regiones colindantes, enfrentando dos modelos de sociedad divergentes.

Con la caída de URSS parecía que los Estados Unidos de América se instauraría como potencia hegemónica, acelerando un proceso de globalización en aras de la democracia y los derechos humanos mediante la occidentalización del mundo.

La globalización parecía efectiva, mientras el mundo operase bajo una orden lógico y predecible. En cambio, acontecimientos como la pandemia del covid-19 parecen haber catalizado un proceso de desglobalización inesperado. En la coyuntura donde la cadena de suministros se resquebraja, los países se esmeran en fortalecer la competitividad mediante políticas industriales locales para, de ese modo asegurar, el acceso a la tecnología de vanguardia. Este movimiento estratégico conlleva la reestructuración de las interdependencias tecnológicas con las regiones limítrofes.

Nadie medianamente racional discute la influencia del ser humano en los desequilibrios climáticos. En esta nueva revolución energética que completará el pódium, junto la revolución agrícola y a la industrial acaecidas en dos últimos milenios, las tecnologías respetuosas con el medio ambiente serán el pilar fundamental del desarrollo.

En este contexto el hidrógeno verde o renovable irrumpe con fuerza, dado que puede minimizar el uso de combustibles fósiles en varios sectores muy contaminantes. En esa tesitura, al igual que se acertó en la correcta adaptación en la re-conversión industrial de los años 80-90 del País Vasco, parece oportuno liderar la descarbonización de la industria y proseguir hacia una sociedad sostenible.

El Corredor Vasco del Hidrógeno ha sido catalogado como valle de hidrógeno por instituciones europeas, como si de un cordón umbilical se tratase, conectando empresas de un área geográfica de un radio de <100 km y los aglutina para multiplicar las fuerzas de los diferentes actores involucrados.

Al estar situado en una zona costera con un puerto internacional, lo convierte en un enclave relevante. El puerto de Bilbao es puerto estratégico muy bien conectado y reconocido dentro del corredor del Atlántico TEN-T por parte de la Comisión Europea. En dichas instalaciones se encuentra 1 de las 6 regasificadoras de gas natural licuado (GNL) de España, que opera Bahía de Bizkaia Gas S.L., quien en las últimas dos décadas ha descargado +800 buques metaneros, bombeando así el gas natural mediante los gasoductos de Enagás con el resto del estado.

La industria petroquímica se encuentra sumida en un proceso de metamorfosis digna de protagonizar la novela de Franz Kafka, siendo esta el mayor productor de hidrogeno gris mediante la reacción reformado de metano con vapor de agua (SMR), y a su vez, el mayor consumidor. Es por ello que la transformación identitaria de Petronor-Repsol está actuando como principal valedor de Corredor Vasco de Hidrógeno.

La voluntad empresarial para incorporar al hidrógeno existe en diversos sectores, como puede ser en la movilidad, donde CAF, Irizar, Talgo, Alsa o Astilleros Murueta están desarrollando trenes, autobuses o barcos propulsados por hidrógeno, respectivamente.

La que antaño fue el motor económico del País Vasco, la industria siderúrgica, mediante Arcelor-Mittal, Sidenor, Tubos Reunidos, Tubacex o Celsa, también quieren incluir el hidrógeno a sus procesos productivos para reducir su huella ambiental, dado que hoy en día solamente la industria mundial del acero representa un 7-8% de las emisiones de CO? del planeta, siendo esta una de las industrias más contaminantes y consumidoras de energía del planeta.

El Corredor Vasco del Hidrógeno se construye y refuerza mediante agentes de conocimiento como Tecnalia Research & Innovation, uno de los mayores centros de investigación aplicada y desarrollo tecnológico de España, o centro tecnológicos de referencia como Cidetec, cic energigune, Tekniker o más específicos como Centro Nacional del Hidrógeno (CNH2) o Fundación para el Desarrollo de las Nuevas Tecnologías del Hidrógeno en Aragón, junto a los grupos de investigación de alto rendimiento de la UPV/EHU.

Para disponer de un puzle completo el ecosistema del hidrógeno necesitará de la experiencia de expertos en gas como Nortegas o Nippon Gases; las ingenierías Sener, Idom, Técnicas Reunidas; sistemas auxiliares como ABC compressors, Calvera, Sarralle o Ingeteam, entre otros.

Pero para la obtención de una sociedad sostenible en el largo plazo basada en la electrificación y tecnologías del hidrógeno, el País Vasco no dispone de un gran recurso renovable necesario para implementar estas políticas energéticas. De hecho, la potencia renovable instalada del parque de generación vasco era de 16,5% en 2020. Por ende, su coyuntura geográfica le encauza a buscar alianzas, pudiendo lograr a su mejor socio en el "Cierzo". Este viento que se forma al coexistir una borrasca en el Mediterráneo con un anticiclón en el Cantábrico, transcurre por el valle del Ebro, posibilitando a Aragón ser un exportador de energía renovable. Según el informe anual de Red Eléctrica de España (REE), el 77,4% de la generación de energía en Aragón durante 2021 provino de recursos renovables (mayoritariamente eólica).

Gracias al impulso de nuestras acciones diarias, la sociedad está evolucionando más rápido de lo que imaginamos y no debemos olvidar que un copo de nieve no cambia nada, pero una nevada puede cubrir el mundo. l

* Investigador I+D+i