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El sacacorchos

Prórroga del salvoconducto

AN sido un salvoconducto para poder pasar de la tierra yerma del interior de los bares, tabernas y otros modos hosteleros varios, al campo fértil de las terrazas, donde la ciudadanía podía encontrarse, con sus cautelas y medidas de prevención, como solían: tomando algo. Para los locales la ampliación de las concesiones de permisos para las terrazas supuso un respiro y miraban con inquietud, ahora que amanecen nuevas reglas para el consumo, muy parecidas a las preexistentes (solo cambia el uso obligatorio de las mascarillas...), qué nuevas órdenes iban a manar de la Administración. Se habían acostumbrado al uso de las terrazas de su clientela y ahora esperan, con recelo, cuándo y como les llegará la nueva ley.

El salvoconducto, les decía. De momento Bilbao ha decidido concederles una prorroga para su uso. No quieren precipitarse y ordenar el desmantelamiento de algunas terrazas para encontrarse de bruces con la enésima ola. Han sido tantas idas y venidas de la pandemia que van cruzar los dedos y esperar un tiempo, al menos hasta fin de mes, que es plazo de cobros.

Lo han agradecido al otro lado de la barra, faltaría más. Pero lo han hecho aprovechando que el Nervión pasa por Bilbao para recordar a la Administración que la pandemia les trajo duelos y quebrantos por las restricciones de movilidad, de aforos y de horarios, como si puntualizasen que unos días más de permiso para las terrazas no son la panacea, no devuelve todo lo perdido. Me temo, queridos servidores de la sed, que eso, todo lo que se quedó sin vender, no volverá, como algunas de esas golondrinas, "aquellas que aprendieron nuestros nombres" que cantaban los versos de Gustavo Adolfo. Agradecen el gesto, ya les digo. Pero agradecerían más el hecho de que la gente recuperase los hábitos de consumo, con o sin terrazas. Estaban acostumbrados a las cajas que hacían.

Es una cuestión de sensibilidades. El Ayuntamiento recuerda que la ciudad ayudó en lo que pudo a la hostelería y que lo seguirá haciendo pero que son socorros puntuales. "Sí, sí, por supuesto", asegura el gremio que pide manga ancha, no barra libre indefinida. Ahora se trata de dar con el punto exacto, con las coordenadas justas donde se sitúa Isla Recuperación, si se me permite decirlo así. No quieren irse de crucero. Pide, o eso se entiende, que no les dejen a la deriva. Todo suena lógico.