ESULTA que ayer Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso se reencontraron en la presentación del libro de Mariano Rajoy para descubrir los secretos de la Política para adultos, según recoge el título escogido por el expresidente español para su publicación.

Convendrán conmigo en que hacer noticia de que dos dirigentes del mismo partido confluyan en un acto de un tercer colega de formación sugiere, cuando menos, que el patio, en este caso el del Partido Popular, anda revuelto y bien revuelto. No contribuiré con detalles horteras sobre si se dieron miradas de complicidad o lejanía, si los saludos fueron fríos o calurosos, dónde se sentó quién y a qué distancia. O si finalmente alguien faltó y por qué. Eso lo dejo para los mentideros rosas.

Lo interesante es esa Política para adultos, que Rajoy centra en la lideresa y el cada vez más cuestionado líder Casado. El expresidente recomienda a su compañero y compañera que no se dejen arrastrar por populismos que utilizan, entre otras, el gasto en menores inmigrantes para sus "burdas" campañas electorales. "Nadie del PP puede compartir el discurso antieuropeo de Vox, ni su política demagógica respecto a la inmigración", recoge el libro. Recomendación perfecta si no fuera por el hecho de que hace solo tres días la extrema derecha ha logrado 50.000 euros para hacer una auditoría sobre cuánto le cuesta a Madrid la atención a los menores extranjeros no acompañados que llegan a la región. A cambio, claro, de su apoyo a los presupuestos de Ayuso. Llegar a la misma meta por la puerta de atrás.

Todo con el silencio, no sé si cómplice o autoimpuesto, de un Pablo Casado que cada vez tiene más difícil contener a una desatada Ayuso que se ha soltado la melena y, por fin, ha hecho lo que tenía ganas: pactar con el partido de Abascal. ¿Política para adultos? Igual hubiera sido mejor ¿adultos para la política? Como dijo una vez el propio Rajoy "it's very difficult todo esto" de comprender. "Fin de la cita".