Es más, se me hace imposible que nadie pueda entender que en su propia trayectoria (mi propia biografía, no soy diferente) todo haya sido siempre limpio, siempre acogedor o inclusivo. No puede ser así: yo mismo ejercí en la escuela esa discriminación contra las mujeres que era sistémica, pero asumida y aprendida por todos los niños. Hoy todavía me tengo que corregir cuando se me escapa el machismo que me acompañará siempre. ¿Cancelación? Más bien la necesidad de cambiar un mundo tan injusto y desigual siempre.