N el obligado análisis sobre las respuestas dadas a la pandemia, ha quedado claro que nada ni nadie estaba preparado para un tsunami así. Tampoco la justicia, a la que se ha forzado a resolver cuestiones de calado sin herramientas y conocimientos suficientes. Si el estado de alarma es inconstitucional, como ha sentenciado el TC, urge -como plantea el presidente del Tribunal Superior vasco, Iñaki Subijana- determinar el marco normativo adecuado y su gestión. Ya no es ciencia ficción. La próxima emergencia vendrá seguro, y no nos puede pillar otra vez in albis.