AISLAR a todo un pueblo de puertas para dentro impidiendo la entrada a los no residentes para evitar altercados dice mucho de nosotros. Que un dispositivo entero se dedique a vigilar las entradas nos recuerda otros confinamientos 'víricos'. En este caso, el virus de la estupidez, la insolidaridad y la mala educación ha bloqueado en sus no- fiestas a toda Plentzia para recordarnos que mientras algunos lamentan las restricciones y que ciertas aperturas son insuficientes, otros, directamente, las tienen merecidas. Son los afectados por el confinamiento policial, que no estan precisamente dentro del pueblo, sino fuera.