A es evidente que los que más corrieron a pinchar vacunas a diestro y siniestro tienen que parar. Ha pinchado el suministro. Ya no se les escucha a los apóstoles de la velocidad reprochar al Gobierno vasco que no pinche a ritmo de troqueladora industrial. Su latiguillo favorito hsta la semana pasada ha quedado en evidencia. Ahora le piden la cabeza a la consejera porque en una organización de 45.000 personas dos gerentes de hospital vacunaron a destiempo a veinte. Mano dura y exigencia, toda la que haga falta para el bienestar de la ciudadanía. Pero para estrategias interesadas, no.