ORIS Johnson siempre ha sido un bufón y un mentiroso patológico. Por la boca pequeña dice que sería maravilloso un Brexit abrupto pero, por otro lado, pide sopitas a Macron y Merkel, puenteando a Bruselas. Después de amenazas y más amenazas, y cuando empresas como Jaguar ya han tenido que parar por falta de piezas, las colas de camiones se agolpan en Dover y hasta el Ikea está afectado, decide que quiere seguir negociando. Es la última treta de este bufón de la política. Y ya sabemos cómo acaban los bufones.