UROPA ha estado a la altura del existencial reto planteado por el covid-19. Y de ello hemos de felicitarnos todos los europeos, en primer lugar los que aspiramos a una Europa unida y fuerte. Esta constatación cobra toda su relevancia si la contrastamos con la tímida, dubitativa y contradictoria respuesta europea a la crisis financiera y económica de hace una década. Entonces fuimos muchos los decepcionados por la insatisfactoria gestión de la crisis por parte de los líderes e instituciones europeas y aún muchos más los que sentenciaron que el proyecto europeo se había quedado obsoleto e impotente para afrontar con éxito los nuevos y cambiantes desafíos de nuestro tiempo.

Esos desalentadores precedentes no abonaban el optimismo de que esta vez las élites europeas fuesen capaces de reconocer la gravedad del impacto de la pandemia del coronavirus y reaccionasen con la celeridad, decisión y ambición requeridas. Pero justo eso es lo que ha sucedido.

Tomando impulso en la iniciativa conjunta franco-alemana, la Comisión Europea ha presentado el plan Next Generation UE, que supone abrir las puertas de un nuevo horizonte de esperanza a la próxima generación de europeos. Se trata de un gran avance cualitativo en la senda de la integración de nuestro continente. Con su ambicioso plan, la Comisión Europea, con el respaldo de la mayoría de los grupos del Parlamento Europeo, ofrece a los Estados miembros y sus ciudadanos una hoja de ruta para los próximos dos lustros al menos. Con sugerentes novedades:

-Un completo paquete de disponibilidades financieras inmediatas para mitigar los estragos de la pandemia: la iniciativa SURE (100.000 millones) de reaseguro de las prestaciones nacionales por desempleo, una línea de liquidez del BEI (200.000 millones) para la recapitalización de empresas, y fondos MEDE (240.000 millones) para cubrir gastos sanitarios relacionados con el coronavirus.

-Un fondo europeo de recuperación y reforma dotado con 750.000 millones, repartidos entre 500.000 millones de subsidios no reembolsables y 250.000 millones en préstamos. Para captar en los mercados los 500.000 millones de subsidios, la Comisión emitirá bonos con vencimientos a muy largo plazo e intereses muy bajos, dando así un paso decisivo en el camino hacia posibles mutualizaciones de deuda en el futuro.

-Una propuesta de aumento del techo de gasto del presupuesto europeo 2021-2027 (a través de cuyos proyectos e inversiones se canalizará el fondo europeo de recuperación), financiado mediante posibles nuevas fuentes de recursos propios (tasas al plástico, al ajuste del CO2 en frontera, digital o a las transacciones financieras).

-Y todo ello enmarcado en un programa a medio y largo plazo de modernización de la economía y sociedad europeas, dirigido prioritariamente a incentivar la transición digital y ecológica, con vistas a hacer de Europa un polo económico competitivo con EE.UU. y China, sostenible y equitativo.

Se abre así una nueva etapa promisoria en el proceso de integración europea, presidida por la convicción de que hemos de avanzar con paso decidido hacia la consolidación irreversible de un futuro común, basado en las fortalezas reales y la voluntad de ser que compartimos los europeos. Solo hemos de creer en nosotros mismos.

* Nicolás Pascual de la Parte es embajador de España, Jesús González Mateos es director de 'Aquí Europa' y Fernando Rodrigues Pereira es director de Prestomedia Grupo en Portugal