ES probable que el PP y Ciudadanos sellasen en la intimidad de alguna oscura alcoba política su alianza para las elecciones vascas allá por el 14 de febrero, San Valentín, tal es el arrobo con el que se miran, se abrazan y se piropean los dirigentes de ambos partidos. Verbigracia, ayer mismo, en Santurtzi. Pablo Casado se confesó “emocionado” junto al naranja Carlos Carrizosa. Este, a cambio, se deshacía en elogios a los populares, “ejemplo de heroicidad y valentía”. Ay, el amor... ¿O será solo sexo? A ver lo que dura el idilio en este matrimonio de conveniencia.