LLÁMENME malpensado pero, del verano a esta parte, tengo la sensación de que se ha abierto la veda contra todo lo que diga el Gobierno vasco. A lo mejor es cosa mía, que veo una enmienda constante a sus previsiones económicas -que en el pasado siempre se han quedado cortas por prudentes- o sus compromisos en materia de oferta pública -que no es sino el modo de definir los parámetros del bienestar de los vascos-. En los partidos de oposición es lo suyo pero es que hay sindicatos, asociaciones y opinadores que están en la misma. Y eso que no se presentan a las elecciones de 2020. ¿O sí?