EN los últimos días ha habido cierto insano interés -e incluso presión- en Bilbao sobre dos cuestiones relacionadas con la brutal violación grupal. La primera, el origen magrebí de los agresores. No es cuestión de ocultarlo, pero tampoco de re-saltarlo como lo más relevante para criminalizar a un amplio colectivo y menos de utilizarlo con fines espurios, como el PP. La segunda, sobre si la chica quedó con alguno por una red social. Era libre de hacerlo, los únicos responsables son los despreciables y cobardes violadores. Ni un gramo de culpabilización sobre la víctima.