POR encima del resultado del encuentro, que pese a todo confirma también en el equipo femenino la vigencia de la filosofía del Athletic, capaz de competir ante un equipo con internacionales de siete países (España, Francia, Portugal, Brasil, Italia, México y Suiza), la excepcional respuesta de la afición rojiblanca, en número y actitud, en el partido de cuartos de Copa de ayer en San Mamés, es un doble triunfo: constata al mismo tiempo la capacidad de movilización del club y la dimensión que puede alcanzar el fútbol femenino en nuestra sociedad. Había precedentes, sí, como el triunfo contra el Hispalis de aquella primera Liga ante más de treinta mil espectadores; o la derrota en el último partido de la que se perdió frente al Barça, ambas en el San Mamés histórico; también el triunfo, luego insuficiente, de Champions ante el Fortuna Hjørring danés, ya en el estadio actual; todos ellos ante miles de aficionados y seguidoras rojiblancos. Pero la respuesta de la afición ayer, día laboral, en horario difícil y con climatología adversa, apuntala la tendencia de crecimiento del interés en el fútbol femenino como parte de un arduo pero constante avance hacia la igualdad en el deporte. Ya no se trata de lo noticioso de que Bibiana Steinhaus se convirtiera en 2017 en la primera mujer en arbitrar un partido de Bundesliga, lo que sigue haciendo con éxito; o de que la inclusión de mujeres como parte del equipo arbitral se extienda y Sian Massey-Ellis haya llegado a ser la auxiliar más reconocida de la Premier. O de que se normalice la presencia de la mujer en el terreno de juego, compitiendo y recibiendo galardones, como Ada Hegerberg, primera Balón de Oro; y hasta entrenando también en el profesionalismo masculino, como Corinne Diacre en el Clermont francés hace ya cinco años. Se trata de que los y las aficionadas pueden sentirse representados por Muniain y por Damaris, por Aduriz o Erika o por De Marcos y Eunate. Y reconocerlos de igual modo. De que haya un centenar largo de equipos femeninos compitiendo en todas las categorías en Bizkaia. O, en otros deportes, que más de cien pelotaris se hayan inscrito en la Emakume Cup. O, en otros ámbitos, que por primera vez una federación británica de rugby, la inglesa, realice contratos a las jugadoras de su selección para el Seis Naciones femenino. La igualdad, también en fútbol, también en el deporte, llega para quedarse.
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