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La revolución de nuestra movilidad

La conexión de la Supersur y el túnel subfluvial entre ambas márgenes de la ría anunciados por Diputación formarán parte esencial del cambio de paradigma previsto en una década en el transporte en Bizkaia

EL proyecto de unión de la Variante Sur Metropolitana, más conocida como Supersur, con la autopista AP-68 en Arrigorriaga, que completará en 2023 entre Peñascal y Venta Alta la alternativa al transcurrir del tráfico rodado y especialmente el pesado junto a la zona alta de Bilbao, y el proyecto de construcción de un doble túnel de tres kilómetros que, bajo la ría, conecte el eje de Ballonti y la rotonda de Artaza con el fin de descongestionar para 2027 tres puntos críticos de la red viaria de Bizkaia -Rontegi, La Avanzada y Max Center- supone la adecuación de la red de carreteras del territorio a las exigencias del siglo XXI y la respuesta a las que ya adelantaba como previsiones el Plan Territorial Sectorial de Carreteras hace casi veinte años, en 1999. Si el primero conectará la Autopista del Cantábrico y la AP-68, evitando el flujo de ese tráfico por el entorno de Bilbao, el segundo no solo dará solución a la conexión entre ambas márgenes de la ría, limitada hoy prácticamente al puente de Rontegi, por donde circulan 137.000 vehículos diarios, sino que descongestionará buena parte de la zona metropolitana, la más poblada de todo el Territorio Histórico y que soporta dos tercios del tráfico que sale a la carretera cada día en Bizkaia. Y además ambos proyectos, pese a precisar de una inversión de 200 y 380 millones, respectivamente, son asumibles por la Diputación de Bizkaia sin encarar un endeudamiento prolongado merced a las buenas previsiones recaudatorias. Ahora bien, quizá tanto o más importante que los resultados en la circulación por carretera o la oportunidad de la relación coste público-beneficio social es su incidencia en el cambio de paradigma que se acometerá en toda la extensión de la movilidad en Bizkaia. Que esa nueva conexión subfluvial entre Ezkerraldea y Eskuinaldea se conciba también como soporte del transporte público en un modelo aún por definir, será clave para las próximas décadas y parte esencial de lo que se puede adelantar como una revolución en los modos de transporte de los vizcainos -así como en su cultura y criterios de movilidad- tras la primera transformación experimentada con la inauguración y desarrollo del suburbano y ante la expectativa de ese segundo gran cambio que se pretende suponga la interconexión de las capitales vascas a través de la red ferroviaria de alta velocidad.