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Criminales sin nombre

Recientemente, una mujer de 88 años fue salvajemente atacada en Santurtzi por un energúmeno, quien para robarle el bolso y una cadena le tiró al suelo y le rompió la cadera. Conozco dos casos similares cometidos hace un tiempo en Begoña. Ambas mujeres tardaron muchísimo tiempo en recuperarse física y síquicamente y eran bastante más jóvenes.

Ante la proliferación de estos ataques a personas de edad avanzada manifiesto mi hartazgo por la discriminación que se hace con esos sociópatas sin derecho a vivir en esta sociedad.

Me gustaría saber el nombre del criminal y ver publicada su foto como medida de autoprotección para nuestros mayores. Si se les da la ventaja del anonimato les proporcionamos los medios para que sigan haciéndolo ya que, como en este caso, los criminales gozan de numerosos antecedentes en completa libertad. El anonimato de estos tarados no evita la alarma social sino que la fomenta.

Y por otro lado me indigna la laxitud judicial, ya que por un puerta entran y por otra salen con una sonrisa de suficiencia chulesca.

Considero en este tipo de casos la imputación por tentativa de homicidio como adecuada, ya que para una persona de 88 años una rotura de cadera es en la mayoría de los casos una sentencia.

Para quienes amamos la libertad para este país puede ser contradictoria la petición de condenas duras y en firme para estos cobardes. Pues no es tal, sino una obligación moral de la sociedad y de las instituciones judiciales de garantizar en la medida de lo posible la libertad y el derecho a la vida de nuestros mayores.

Menos discriminación positiva, mejor justicia y menos hipocresía por parte de determinados colectivos. Los ancianos son necesarios, la gentuza sobra. Desde aquí mi cariño para con la agredida y su familia. Les deseo que todo quede en una pesadilla.

Víctor Zaldumbide Bilbao