CUANDO están a punto de cumplirse los primeros veintiún años de vida de funcionamiento del metro de Bilbao -el próximo 11 de noviembre-, el suburbano que vertebra la capital vizcaina y las dos márgenes de la ría mantiene su vocación expansiva. La línea 3, cuyas obras están a punto de finalizar y se pondrá en marcha en aproximadamente seis meses, es buena prueba de ello, a lo que hay que añadir las líneas 4 y 5 a Usansolo y Rekalde, aún en fase de estudios técnicos. Uno de los grandes retos del metro, sin embargo, es el de la conexión con el aeropuerto situado en Loiu, como sucede en todas las grandes ciudades. El fuerte incremento del turismo en Bilbao y Bizkaia -extendido, también, a toda Euskadi-, así como la cada vez mayor caracterización de la capital como foco de atracción de numerosos congresos y eventos profesionales y de otro tipo, unido al tradicional movimiento propio de la actividad económica han permitido un importante auge en el número de viajeros que utilizan la popularmente conocida como La Paloma. De hecho, el pasado julio el aeropuerto bilbaino batió un récord al superar por primera vez en su historia el medio millón de viajeros en un solo mes, lo que hace prever que este año supere, con toda probabilidad, los 4,6 millones de pasajeros. Una cifra suficiente como para que el viejo anhelo de conectar Bilbao con la terminal de Loiu mediante el metro pase a ser un proyecto concreto que pueda hacerse realidad a medio plazo. Así parece haberlo entendido el Gobierno vasco, que ha decidido activar el proyecto de ampliar el trazado del suburbano desde el Casco Viejo a la zona de llegadas de la terminal, lo que supondría que el trayecto desde el centro de Bilbao al aeropuerto -y viceversa- se haría en poco más de quince minutos. Tanto el metro como el aeropuerto son dos infraestructuras y dos modelos de éxito, básicos para el desarrollo de la capital vizcaina y todo su entorno y un servicio de vital importancia tanto para la ciudadanía del territorio como para los visitantes. Por ello, y si del estudio se concluye la viabilidad del proyecto, su conexión directa mediante un transporte rápido, eficaz, limpio y moderno como el metro que, además, es ya uno de los iconos más reconocibles y exitosos del nuevo Bilbao sería un gran servicio a la ciudadanía y colocaría a Bizkaia a la vanguardia en infraestructuras de transporte.