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Visto y comprobado

El Congreso de los Diputados y el Senado; sus señorías, una clase distinguida elegida por el pueblo liso y llano llega a pertenecer a los aledaños del poder durante cuatro años, que es lo que dura una legislatura. En estas dos cámaras se esconden sus señorías por un período de cuatro años a la espera de ser reelegidos, legislatura tras legislatura, con el único fin de llegar a la jubilación con una pensión ostentosa como diputado o senador. Según la ley y la Constitución los diputados y senadores gozarán de inviolabilidad por las opiniones manifestadas en el ejercicio de sus funciones. Gozarán de inmunidad y solo podrán ser detenidos en caso de flagrante delito; no podrán ser inculpados ni procesados sin previa autorización de la Cámara respectiva. La gran aspiradora de la política para absorber todo el polvo y suciedad de anteriores legislaturas no ha servido suficientemente y aún son necesarios mover rincones y alfombras para orear de una vez por todas las dos cámaras legislativas. Visto y comprobado que en el Congreso y Senado se esconden algunas señorías, sus malas artes, sus negocios sucios, sus prebendas y corruptelas de manera que los españoles miran con asombro que aquel que robó un chorizo en un supermercado cumple condena en una cárcel del país; mientras que los chorizos políticos que se han pringado de dinero público siguen a sus anchas, vociferando desde los altavoces de la política activa. Visto y comprobado que va siendo hora de que alguien corte este grifo de aguas residuales que inunda la política diaria y desvíe su cauce a juzgados, audiencias nacionales o, simplemente, a la vida ciudadana. Si de verdad, está todo visto y comprobado para sentencia, nosotros y nosotras, el pueblo, solicitamos de los poderes públicos -ejecutivo, legislativo y judicial- respuestas precisas y urgentes para aligerar esta podredumbre que nos ha contagiado años y años.