Soy un asiduo paseante del denominado corte de la ría desde hace mucho tiempo. Tengo la suerte de que los últimos años me acompaña mi perro y ello me ha dado pie para conocer a personas de diferentes edades y aficiones. Amistades que van desde un simple saludo al cruzarnos, hasta compartir paseo y cierta complicidad, lo cual espero que dure mucho tiempo. Algunos de los paseantes no tienen perro y el hecho de ver uno les despierta cierta simpatía, mientras que a otros simplemente les deja indiferentes sin que ello vaya en menoscabo de nuestra amistad. Después de comentar la carta con diferentes personas, puedo afirmar que jamás ha habido noticias de que alguna persona haya corrido un grave peligro a causa de algún perro o de que haya habido más de un susto como dice la carta. Mi opinión sobre el corte de la ría es que es un lugar polivalente, que abarca desde el paseo sosegado con perro o sin él a la práctica de variadas actividades deportivas. Al mismo tiempo se puede disfrutar de una agradable charla en cualquier banco. Si nos posicionamos de una forma radical los que estamos a favor de los perros, podemos alegar que el paseo no reúne las características de una pista de atletismo ni entra dentro de un circuito para bicicletas de montaña. Cualquiera de ellos -motorizados o no- puede derribar a cualquier paseante con imprevisibles consecuencias. En resumen, es un lugar público seguro y tranquilo, en donde, guardando el lógico respeto hacia los demás, podemos disfrutar todos. No lo satanicemos con tal o cual práctica a favor de nuestras aficiones.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
