H ay una fecha en el calendario, para todos los que nos llamamos europeos que posiblemente nos haya pasado bastante desapercibida (excepto claro para los que viven, trabajan o desempeñan tareas parlamentarias en las sedes de las comunidades europeas). Esa fecha es el 9 de Mayo, Día de Europa, que recuerda o conmemora la “histórica declaración de Schuman” por parte del ministro de Asuntos Exteriores Robert Schuman allá por el año 1950, que sentó las bases o el “embrión” de lo que sería la futura Unión Europea (primero el Mercado Común) Los “ideales” que entonces se planteaban: una Europa unida por la igualdad y la justicia y la solidaridad. 66 años después ? ¿tenemos los europeos algo que celebrar? Probablemente si monsieur Schuman levantara la cabeza diría, que ¡¡¡no¡¡¡ que esta Europa no es la que “soñó” y planeó. Una Europa en una época convulsa, en la que su propia identidad está en constante duda, con crisis migratorias (tratados de vergüenza) crisis económicas (en las que se ha puesto en duda hasta la propia existencia de la moneda única), países que incluso se han o están planteando salirse del euro, una Europa “vigilante” con aquellos que no cumplen sus dictados (la famosa “prima” el déficit tirano como pocos) por no hablar del cada día mayor auge de los “extremismos” de la creciente ola de xenofobia e intolerancias. Por mucho que se canten “himnos” el de la alegría, se engalanen con banderas europeas, las instituciones que nos dicen representar?. Poco nos queda ya de aquel lejano día en el que un soñador, un idealista creyó en una verdadera Europa unida. Ojalá que el próximo 9 de mayo tengamos algo mejor que celebrar.