Acabo de leer el recordatorio que Zestoa ha realizado a Ceferino Peña Zufia, gran persona y asesinado por ETA. Yo, desde Erandio, quisiera mandar un recordatorio a su persona, a su gran persona. Tanto él como yo éramos de la época de la mili obligatoria. Estuvimos juntos en el polvorín de Villodrigo, en la provincia de Palencia. Él se encargaba de la granja y yo estaba en la oficina. Otro compañero natural de Usurbil, Vicente Aguirrezabal, era el encargado del bar. Vivimos experiencias personales difíciles de olvidar, pero la mejor experiencia que vivimos fue él, esa gran persona que tuve la suerte de conocer. Era una persona que se ilusionaba con muchas cosas, una de ellas era que conocía a Urtain, pues era de un caserío cercano. Una vez se presentó un general en el polvorín e hizo una visita a la granja donde, como decía, Cefe era el encargado. Desde lejos comenzó a hacer gestos y gritaba. Pensaba que se dirigía a mí, yo decía “tierra trágame” y le hacía gestos para que callase. Cuál fue mi sorpresa cuando Cefe se acercó y le dio la mano al general, saludándolo. Una vez terminados los saludos, el general, dirigiéndose al comandante del destacamento, le dijo: “No se le ocurra castigarle, ya que es una persona tal cual”. Y es que todo lo hacía con naturalidad. Una vez pasada la revista y después de marchar el general, le comentamos a Cefe, “¿cómo se te ocurre hablar así con el general?”, y nos contestó, “es que le conocía, ya que estuve con él en Canarias en los Juegos Militares y yo jugaba a pelota”. Yo me casé un 2 de mayo de hace 36 años. A la vuelta del viaje de novios, lo primero que hice fue coger la prensa para ir al servicio. Creo que tardé poco en salir por las caras que pusieron los que estaban en casa. Me preguntaron a ver qué me pasaba, pues debía tener una cara de asustar. Solo me salió una frase: “Han asesinado a Cefe”. Para que luego salga un comunicado diciendo “nos hemos confundido”.
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