VEÍA a Itxaro Sorozabal, hija de una familia exiliada en Venezuela, defenderse con argumentos ante una serie de descalificaciones lanzadas sin ton ni son contra la Iglesia como institución. Y es que aquel panel de opinadores me pareció muy desbalanceado, así como muy superficiales los ataques y muy poco seria y edificante la discusión. Aquella señora, en su dolor, reflejaba lo que le estaba hiriendo que se insultase al catolicismo sin más. Con firmeza dijo que ella coordinaba la presencia del público en el estudio y que lo que le pagaban lo destinaba a los demás.
Me sentí ofendido por el artículo Geroa Bai y el Arcángel San Miguel publicado en Noticias de Navarra el 5 de abril. Si los firmantes consideran que es un akelarre recibir una reliquia (un trozo de madera para ellos) y hacer una ceremonia con el santo patrón de Navarra en el Parlamento, vivimos en mundos irreconciliables, porque abusar de adjetivos y descalificaciones abstrayéndose de lo que significan la tradición, los sentimientos, la religión y los ritos en una sociedad y hacerlo de manera tan poco respetuosa hacia Geroa Bai me descolocó con algunos de los firmantes a los que consideraba más respetuosos. ¿Por qué no dicen lo mismo de San Fermín?
Y me sentí ofendido sobre algo que ya sabía iba a pasar y que anuncié aquí. Patxi López ha mandado el crucifijo de marfil de Benvenuto Cellini de su despacho del Congreso de los Diputados, puesto ahí por el agnóstico Julián Besteiro y mantenido por todos los presidentes, al almacén. Le molesta su mensaje. No le molestan los cuadros de presidentes franquistas que adornan los pasillos de su despacho. Pero si un inofensivo crucifijo con historia como la que conté de Leizaola, cuando un grupo de diputados le golpeó y Besteiro le llevó a su despacho. Pero no me extraña nada en Patxi López. Demuestra su altura intelectual y la calidad de sus complejos. Este señor no se ha enterado de que Indalecio Prieto mandaba a los suyos leer el Evangelio.
El PNV no es un partido confesional. Lo fue, pero en la Asamblea de Iruña (77) se mantuvo el lema (Jaungoikoa eta Lagi Zarra), marcando la inspiración cristiana de su ideario. Técnicamente es un partido socialcristiano con amplias bandas para abrigar agnósticos, ateos y también musulmanes. Esa es su fortaleza. Y sobre todo no desconocer la historia ni que la Europa actual es hija del cristianismo y por tanto del catolicismo, del protestantismo y del calvinismo y no del yihadismo, ni de los anticlericales fanáticos y comecuras. El principio de subsidiariedad es un concepto tomista y la Europa Federal su horizonte más acabado. Y los padres fundadores fueron todos, salvo Spaak, democristianos.
Próximo al 79º aniversario del bombardeo de Gernika, prefiero recordar una imagen triste pero hermosa, ocurrida en Cambó. Nos habían informado de que allí pasaba una temporada Georges Bidault, que había sido ministro de Asuntos Exteriores del gobierno De Gaulle en 1944 y presidente del Consejo de Ministros durante los años 1949-50,
El martes 25 de enero de 1983, una delegación del PNV compuesta por el lehendakari Leizaola, Xabier Arzalluz, Jesús Insausti y Joseba Elosegi tocaban la puerta de la Residencia Sanitaria. Les atendió la esposa de Bidault, que estaba a su lado con la mirada perdida y la cabeza ladeada. Hablaron con ella y le entregaron una bandeja de plata con este texto en euskera y en francés: En agradecimiento por los servicios prestados a la causa del Pueblo Vasco. A los tres días falleció. Fuimos los últimos en estar con el expresidente. Y eso que lo había sido todo en Francia.
Bidault no era un cualquiera. Había sido el presidente del Consejo Nacional de la Resistencia cuando la Gestapo, a las órdenes del criminal de guerra Klaus Barbie, en 1943, había asesinado a Jean Moulin. Antes había mantenido excelentes relaciones con el lehendakari Aguirre y durante la guerra civil, siendo director del diario L’Aube, con el catolicismo progresista francés, fue el impulsor del rechazo de todo un grupo de personalidades francesas a la cruzada de Franco. En 1937 fue uno de los firmantes del grupo de intelectuales católicos que tomaron clara posición en defensa del Gobierno vasco. Finalizada la guerra mundial, fue el político francés más activo en condenar la dictadura franquista y siendo ministro de Asuntos Exteriores permitió la existencia de la clandestina Radio Euzkadi que posteriormente cerró Miterrand. Impulsor de la Liga Internacional de Amigos de los Vascos con el premio Nobel de Literatura, el católico François Mauriac, fundó el MRP (Movimiento Republicano Popular) partido de carácter democristiano que habría de cubrir casi veinte años de la vida política francesa. Acabó enfrentado con De Gaulle por la independencia de Argelia.
Pero es bueno recordar que fue el catolicismo francés, estando en el poder el Frente Popular de Leon Blum, cuando se necesitaba gran valentía y claridad de ideas para desde la democracia cristiana romper lanzas en favor de los derechos de la persona y denunciar a aquel nefasto Comité de No Intervención levantado contra el gobierno legítimo de la República española, quien se alineó con unos vascos católicos que rompían a Franco su argumento de la santa cruzada. A Bidault y a los hombres y mujeres de L’Aube, les correspondió esa vanguardia en Francia. Y traigo a colación lo que escribió Bidault a cuenta del bombardeo de Gernika: “Antes de Granollers han sido Alicante, Barcelona y Guernica. Antes de que en un mercado de una pequeña villa de Cataluña las bombas hayan causado la muerte de centenares de inocentes, otras bombas han masacrado centenares de gentes en un mercado de una pequeña villa del país vasco. Fue el 26 de abril de 1937.
Nuestros lectores recuerdan que informados como fuimos de primera mano de tal abominación, cumplimos con nuestro deber proclamando la verdad sobre el bombardeo de Guernica. Sin duda recordarán también que una campaña extremadamente violenta fue dirigida contra nosotros bajo los pretextos y con el vocabulario habitual del fanatismo. A algunos se les había engañado. Creyeron de buena fe en las afirmaciones contrarias a las nuestras que habían leído en un periódico Bien pensant. Otros -debo decirlo- se burlaban de la verdad como se burlan siempre y recurren sin escrúpulos, tanto a la injuria como al engaño para servir su pasión política. ¡Qué es lo que no se ha dicho contra nosotros cuando aseguramos que Guernica había sido destruida por los aviones franquistas! ¡Qué es lo que no se ha intentado para menoscabar nuestra probidad intelectual, nuestro honor profesional, nuestro orgullo cristiano! Todos los medios han sido buenos. ¡Y qué apariencia de certeza en el desprecio bajo el que se esforzaban en abrumarnos!
¡La fábula de Guernica, la impostura de Guernica! Recordareis, por ejemplo, los artículos de M. León Bailby en Le Jour, que le valieron por lo demás, una memorable reprimenda del Times. Recordareis la seguridad insolente del Je sui Partout, la vehemencia de M. Roberts Brasillach, las afirmaciones y acusaciones del conde de Saint-Aulaire. Recordareis también otros ataques a los cuales estábamos menos preparados por provenir de un lado del que teníamos derecho a esperar no ser atacados por tales procedimientos. Señores que habéis hecho esta campaña, que habéis negado el bombardeo de Guernica, que habéis rechazado la evidencia, que habéis sin examen ni escrúpulo afirmado contra nosotros lo que os ha dado la gana, la verdad tiene sus derechos, que no prescriben con el tiempo. Nosotros os exigimos hoy, después de lo de Barcelona, después de lo de Alicante, después de Granollers, si eran o no impostores los que denunciaron el crimen de Guernica. Os exigimos que declaréis si estáis dispuestos a rendir homenaje a la verdad y a los que la han defendido contra vosotros. Si os negaseis, habría en Francia algunos hombres más sin honor”.
Entiendo que los del panel de ETB, los contrarios a Geroa Bai y Patxi López, a la hora de sus críticas burdas y de brochazo, no tienen la capacidad indispensable de equilibrar sus análisis con historias como estas, que, efectivamente, existieron. Por eso la señora del estudio se sintió tan ofendida como en su día se había sentido ofendido Bidault ante las mentiras sobre el bombardeo de Gernika.