Lo entretenidos que estamos estos días (y lo que quedara) para que se produzca una nueva sesión de investidura, para elegir el próximo jefe de ejecutivo y por lo tanto un nuevo Gobierno en el Estado español, que quizá no hallamos prestado demasiada atención a esas otras elecciones (todavía primarias) que se desarrollan desde ya hace poco mas de un mes en Estados Unidos, para elegir sus candidatos a lo que viene a ser el trono del mundo. Es largo y puede que complicado el sistema de elección presidencial con toda la parafernalia que tanto gusta a los estadounidenses. A saber, del lado republicano, el que se perfila como inesperado y hasta incómodo ganador (por parte de sus propias filas) es el multimillonario Donald Trump que pese a su discurso deslenguado, xenófobo e incapaz muchas veces de explicar su propio programa electoral, ha calado hondo en todas las clases sociales del país americano, por mucho que tiemblen inmigrantes, musulmanes y todos y cada uno de los que están en su punto de mira. Por la otra parte, en las filas demócratas se perfila (salvo sorpresa) la exsenadora y exsecretaria de Estado Hillary Clinton, a pesar de tener algunas sombras en su gestión en este último cargo. Les queda todavía un largo trecho para alcanzar los delegados necesarios, para conseguir sus respectivas nominaciones, en las convenciones que se celebrarán en verano y que proclamarán los candidatos oficiales. Luego vendrá la batalla de verdad, en la que a buen seguro saldrá mas de un trapo sucio entre los respectivos candidatos. Así pues,cuando el próximo 8 de noviembre los votantes (registrados) seleccionen a los electores presidenciales, que a su vez elegirán al nuevo presidente, personas y gobiernos tendrán un ojo puesto en quién y cómo es el nuevo inquilino del trono del mundo.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
