BAJO el emplazamiento del Ararteko a los ayuntamientos vascos de retirar las subvenciones o dejar de ceder las instalaciones públicas a aquellos clubes que fomenten la competitividad subyace la constatación de una realidad en la actividad deportiva en edades inferiores a los 8 años en la que no pocas veces priman más los factores competitivos que educativos y lúdicos. La denuncia interpuesta por la madre de una niña que no jugaba minutos puesto que, según el entrenador, “este partido hay que ganarlo”, ha avivado la preocupación en el seno del Ararteko y que ha transitado desde la consiguiente reclamación a los municipios de que solo apoyen el deporte infantil que se rija por principios educativos y participativos a la petición a los entes locales de dejar de subvencionar actividades deportivas a edades tempranas que utilicen la competencia, no como un medio educativo sino como un fin en sí mismo. La falta de regulación legal por debajo de los 8 años de edad impulsa a proteger los criterios educativos en base a una cuestión de apoyo institucional y económico como modo de disuadir a algunos clubes que fomentan la competitividad temprana en la medida en que cuentan con apoyo de sus Ayuntamientos. Una postura que deja entrever circunstancias que escapan del control de las administraciones y que pueden derivar en el desaliento y fracaso en cuanto que los niños y las niñas aprenden jugando por lo que las actividades deportivas debieran ser no solo concebidas, sino también organizadas en forma de juego y no en base a victorias que pueden confundir el deporte en la niñez con un forzado periodo de especialización. La investigación llevaba a cabo por el Ararteko ha alumbrado distintas casuísticas, desde las campañas de sensibilización a la inclusión de cláusulas encaminadas a garantizar la igualdad de oportunidades en la práctica deportiva o incluso la dificultad de abordar algunos comportamientos absolutamente particulares. Con todo, cabe la necesidad de reflexionar por parte de todos los agentes en torno a las actividades deportivas organizadas, desde los Ayuntamientos como apoyo del multideporte infantil hasta clubes, educadores, padres y madres para que cesen este tipo de actitudes respetando los fundamentos de las actividades deportivas infantiles basadas en criterios educativos, de escrupulosa participación y no competitivos.