El Real Madrid, el mejor equipo del mundo, el equipo de Dios (según Sergio Ramos) ha protagonizado uno de los mayores ridículos de su historia. Cuando todos creíamos que la frustración del fichaje del guardameta David de Gea, a falta de un minuto de que se cerrase el plazo de inscripción, había sido el mayor esperpento que uno recuerda, aparece ahora una alineación indebida de Cheryshev, sancionado, precisamente, en su último partido copero con el Villarreal, curiosamente, frente al Barça. Se puede fusilar a Miguel Porlan, Chendo, culpar a Ancelotti, sacar a pasear la herencia de Zapatero. Se puede decir misa o hacer estriptis, pero la culpa es del fax. En la inmensidad del Real Madrid, en su señorío y millones invertidos en plantilla, infraestructura y ejecutivos, fue Paco González quien facilitó la posibilidad al club andaluz de pasar la eliminatoria al comentar la irregularidad del club blanco. Aunque hay quien cree, dado el estilo tan personalista que tiene Florentino Pérez de dirigir la entidad merengue, que la máxima responsabilidad es de él por no poseer, en su agenda electrónica, la lista que la Federación pasó, el pasado 21 de agosto, a cada club con los nombres de los sancionados. Si una investigación sobre el fax determinara que el aparato es inocente, que no hay manos negras ni virus extraños, la única posibilidad es que el presidente de Real Madrid despida al presidente del Real Madrid y convoque elecciones en junio. No solamente Piqué se pone cachondo en el clásico, Ramos dijo que no ha tenido orgasmo, pero yo sí, por el primer trofeo que pierde este año el Real Madrid.
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