Hace más de dos décadas ya se apuntaba la posibilidad, entonces remota, que de producirse un tercera guerra mundial, estaría provocada por los desórdenes y los conflictos (no solo religiosos) que se irían gestando en torno al mundo islámico. Hoy es una posibilidad dolorosamente cercana. Ahora mismo estamos en una situación mundial prebélica. Y me hago la pregunta retórica, porque ya no espero ninguna respuesta válida, ¿dónde estás ONU? Si existes, manifiéstate. De lo contrario que tengan los que ostentan el poder sobre nuestros destinos la decencia de disolverla. Este organismo se creó en 1945, al finalizar la II Guerra Mundial, y su función es preservar la seguridad, los derechos humanos y la paz en el Mundo. A lo largo de su andadura ha fracasado en sus objetivos, convirtiéndose en una institución inútil que cuesta mucho dinero. La UE, aporta el 30%, EE.UU., el 22%; Japón, el 10%; España, el 2,97% y Arabia Saudí solo el 0,86%, entre otros países. Pero donde impera la OTAN, la venta y el tráfico de armamentos o el interés por el control del petróleo, no manda la ONU. Pues bien, si ha demostrado sobradamente su ineficacia, y lo sigue haciendo en un instante de máxima tensión como el actual, que deje de parasitar a costa de los países que la financian.
