LA convocatoria de las elecciones generales por Mariano Rajoy para el 20 de diciembre o, más fielmente, su anuncio, dado que la convocatoria oficial no la firmará hasta el día 26; es en forma y fondo la desconsideración final de esa mezcla de complejo de superioridad o síndrome de mayoría absoluta y de déficit en el respeto a los procesos democráticos y de desprecio a las instituciones que ha definido la actitud de su gobierno durante toda la legislatura.
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