En relación al reportaje publicado por DEIA el pasado 20 de agosto, sobre Koldo Mitxelena (el siempre firmó como Luis), me siento obligado a decir varias cosas, se publique o no mi carta. El Heuskeranto, un esperanto euskérico llamado Batua (Unificado) no es el euskera milenario que se ha hablado siempre. El heuskeranto-batua es algo inventado por Luis Villasante y Luis Mitxelena y puesto en práctica desde 1968, tras la Asamblea de Aranzazu, en contra, por cierto, del entonces presidente de Euskaltzaindia, a la sazón Manuel Lekuona, defenestrado después por Luis Villasante. Dice Koldo Zuazo, catedrático de Dialectología de la UPV: “El momento álgido de la fragmentación dialectal se encuentra tal vez entre los siglos XI y XII, al producirse la fractura del Reino de Navarra (...) No parece que pueda sostenerse la idea de que los dialectos vascos actuales tengan su origen en una época muy remota, anterior a la llegada de los romanos y que sean una reminiscencia del área que ocupaban las antiguas tribus vascas” (El euskera y sus dialectos, 2010, página 163). Discrepo totalmente de esta tesis. Para mí los dialectos del euskera son anteriores a la llegada de los romanos a este territorio. Resulta difícil de entender que dos dialectos, el vizcaino y el suletino, tan diferentes a los dialectos centrales sobre todo en el verbo, tuvieran su origen a causa de la fractura del Reyno de Navarra, cuyo idioma cortesano, regio y escrito, no era precisamente el vascuence, sino el navarro-aragonés, lengua romance anterior al castellano. La Corte podría aglutinar el idioma si lo utilizara ella, cosa que no ocurría. Era idioma del pueblo, de parte del pueblo, el vascuence de entonces, no de la Corte.