Varufakis, el incordiador
EUROPA, con todos sus problemas, ya nunca volverá a ser la misma sin la presencia de Varufakis, el Bruce Willis griego, ese ministro de finanzas incómodo que en cinco meses sacó de quicio a los acreedores, prometió cortarse un brazo y hasta llamó terrorista a la intocable Merkel. Cuentan que la cabeza de Varufakis es la que ha tenido que servir en bandeja de plata el primer ministro Tsipras y que, condiciones, reestructuración y deuda a un lado, lo importante era quitarse de en medio a un hombre que aparcaba la moto, aparecía en los Eurogrupos con gafas oscuras y solo le faltaba sacarse del gabán a cámara lenta una recortada mientras sonaba de fondo Guns N’ Roses. Varufakis no era un político y si lo era no tenía clasificación y, para algunos, ni categoría: entre el minotauro y un loco Mr. Camisetas, el señor que tenía que negociar el pago de una deuda impagable se ponía tan chulo con los acreedores que los griegos no sabían si aplaudirle o mandarle directamente a la mierda. El ministro ha tardado en salir del gobierno lo que un teleberri en ese laberinto de verdades y mentiras que es el drama de Grecia y con un Macarrafakis, casi con pinganillo para parecer definitivamente un machaca de discoteca y, a la vez, el resultado de todas las pasiones desatadas por la miseria junto al riesgo de malvender el porvenir y que hasta nos enseñó que la crisis tiene algo de peineta.
susana.martin@deia.com